Las personas que buscan sacar un título profesional ven el título de bachillerato como un paso más para llegar a su metal final, y cuando consiguen su título universitario algunos ven hasta con desdén un título que, la verdad, ya no les suma ni les resta.
Por otro lado, las personas que no logran alcanzar estudios superiores sí ven el título de bachillerato con más aprecio, porque a nivel académico es un logro, ya que en muchos casos les costó muchos esfuerzos que van más allá de quemarse las pestañas, porque para nadie es un secreto los sacrificios que hacen las familias para que sus hijos estudien.
En la actualidad, muchas empresas exigen el bachillerato como requisito mínimo para poder optar por un empleo decente, filtro el cual tiene el fin de buscar conseguir a los mejores empleados, en un mercado laboral que debería ser cada vez más competitivo. Johnny Araya pretende exactamente lo opuesto, ya que si se elimina el bachillerato promovería la mediocridad en el sector privado y público.
En verdad no nos extraña que busque un electorado mediocre, pero enseñarle a la población que la vida es fácil y que para aspirar a una mejor vida no hay que hacer esfuerzos es peligroso.
Las pruebas de bachillerato son además una herramienta que permite medir el rendimiento de los educadores los cuales tienen el honor de formar a las nuevas generaciones. Si una herramienta de medición de su desempeño ¿cuál es el futuro que nos espera?
El futuro de Costa Rica depende de una buena educación de las nuevas generaciones y es precisamente donde más podemos hacer la diferencia como país, por lo que no podemos aspirar a menos.
Las pruebas de bachillerato deben ser obligatorias, no optativas y quien promueva lo contrario no merece la presidencia del país.
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