Ahora que por fin tengo un salario estable, me decidí a probar qué tal es Netflix (un servicio de transmisión por Internet). Un bufete libre de series y películas, totalmente a lo legal, y apenas a 4000 colones al mes, parece una excelente idea en un principio. Eso sí, nunca aclaran que para poder verlos, toca pasar por caja dos veces. ¿Cómo es eso? Bueno, pues quienes usamos Linux como sistema operativo nos quedamos fuera de la tajada.
Primeramente, cuando se entra al sitio y se abre una película para verla, se recibe un mensaje indicando que la plataforma no es soportada. Para ver si era en serio o simplemente era falta de conocimiento de la plataforma, uso un cambiador de agente de usuario para que mi navegador apareciera como si fuera de Windows. Hasta ahí todo bien, pues paso de la pantalla, hasta que me indica que debo instalar un agregado llamado Silverlight. ¿Lo malo? El agregado es exclusivo, cómo no, para Windows. Trasteando por la red, encuentro un proyecto llamado Moonlight, que es la implementación libre de Silverlight, pero el sistema que utiliza este último para reproducir los videos propiamente dichos no está licenciado para ser usado por terceros, mucho menos bajo licencia libre. Acá es donde me topo por primera vez con el problema del DRM integrado de la plataforma. Entiendo que no quieran las empresas que les bajen las películas a diestra y siniestra, pero ya verán por qué les digo que se pasan de la raya.
Bueno, con Silverlight no se podrá, pero al menos me quedan dos alternativas. Una, el HTML5 de toda la vida con un sistema DRM (no standard, y espero que así siga) llamado EME. Algunos navegadores, como Chrome, ya lo han implementado, así que bajo la versión beta, activo el EME, instalo el web-app, y… nada, aún me marca como incompatible. (Al parecer solamente sirve en el Chromebook, un sistema operativo basado en Chrome, y no se puede instalar en mi computadora.) Bueno, entonces tengo la segunda opción, que es usar la aplicación para Android. Bajo el emulador de Genymotion, lo instalo, le meto la app, reproduzco un video y… una gloriosa pantalla en negro es lo único que aparece. Al menos sí se oía el audio, y los programadores de Genymotion planean arreglar ese error algún día, pero a como está la cosa, lo dudo mucho.
Así que al final, me tocó sacar la laptop que aún tenía un vetusto Windows XP instalado y reproducir desde ahí. Por eso digo que toca pagar dos veces: quienes no tengan Windows, pues les tocará pagar por Windows (o por una tablet con Android que tenga salida HDMI). Con razón la FSF llamaba a boicotear a Netflix: es literalmente un producto inutilizable con software libre. Y todo por la paranoia de que los clientes se pongan a, digamos, respaldar las películas que miran. Me quedaré el mes de prueba, a ver si el emulador de Android sirve, o si por fin soporta Chrome para Linux. Y si no…
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