"Irnos pal carajo", "que nos lleve puta", "que nos lleve el diablo". Ponga la frase que quiera. Que Costa Rica llegue al final de esta "meta" que muchos promueven está a la vuelta de la esquina. El juego de la política partidaria se debe comenzar a ganar ya, si se quiere algo diferente en un 2014 cada vez más cercano.
Todas las personas en dirigencias de partidos saben que hay que hacer algo 'importante' si le quieren parar la fiesta al PLN. Por eso, cuando se les pregunta sobre una coalición electoral, nadie la niega, pero nadie tampoco dice en qué términos se podría dar una, qué implicaría para los partidos involucrados y qué estrategia promoverían para el país. "Nosotros sí sabemos bien que si se quiere derrotar a Liberación es necesaria una alianza", dijo el diputado Villalta a La Nación.
En el PAC, las posiciones que salen a los medios de parte de sus integrantes más visibles muestran que el tema de una coalición está aún en incipiente discusión. Se sabe que esa Coalición electoral tendría una posible base en la Alianza parlamentaria. Pero en el tema de la reforma fiscal se vio que Ottón Solís (junto con algún sector del PAC) no pareciera darle tanta prioridad a la Alianza. Las negociaciones directas con el Gobierno, provocaron justificadas quejas en el resto de los partidos, pues se le pasó por encima al diálogo. Mendoza, Presidente del Congreso, intenta "salvar la tanda", asegurando que para él primará el diálogo con las demás fracciones.
Cuando se le preguntó directamente, Solís se refirió a una Coalición electoral como "posible" sin figuras como Otto Guevara, Gloria Bejarano o Rafael Ángel Calderón en los otros partidos. De cualquier forma, mostró reticencia a realizarla.
Así, se ve en la Alianza una posibilidad electoral (una de varias), pero la estabilidad e imagen de esta no se "cuida". Apareció repentinamente la candidatura de Claudio Monge, quien asegura que trabajará "con o sin coalición". Por las declaraciones de gente del mismo PAC, que calificaron de "prematuras" las aspiraciones, no pareciera un esfuerzo de partido (y por supuesto, menos de "alianza"), sino un esfuerzo un poco aislado.
Dentro de los partidos de la Alianza de seguro irán apareciendo otras postulaciones. El problema no es ese. El problema es el momento histórico. Es necesaria una estrategia fuerte, que haga la diferencia, y que pueda tomar entre sus elementos una posible Coalición real (no necesariamente como la que está en la Asamblea, pero talvez tomando esta como ensayo), estudiada, con una estrategia de trabajo congruente y cuyos candidatos sean figuras fuertes. Hace falta que los esfuerzos no se hagan aislados, porque la idea no es simplemente desbancar al PLN del poder, sino cambiar la manera de hacer política.
Junto a esto, no se pueden obviar otras cosas: Rodrigo Arias está prácticamente consumado como candidato, Desanti sigue ya la estrategia televisiva a lo Abel Pacheco y, recientemente, Juan Diego Castro muestra deseos de tirarse a la carrera electoral. Este último, si bien no está dentro de un partido, puede ser muy peligroso, porque tiene años de construirse su imagen y sembrar su discurso muy barato gracias a Pilar Cisneros, y porque, a pesar de que no tiene partido, el populismo tiene como una de sus "virtudes" que no necesita de una plataforma política del mismo tipo.
Rechazar el tender puentes de antemano es casi "cantar derrota". En la medida en que se trabaje con el objetivo de hacer verdaderos cambios y no solamente de aspirar al poder, se abren posibilidades positivas. Pero si se le dan demasiadas largas al asunto, puede que de pronto sea demasiado tarde. Como dijo Fran Robles, "le tendríamos que echar candado a Costa Rica". Nos iríamos p'al carajo.
Todas las personas en dirigencias de partidos saben que hay que hacer algo 'importante' si le quieren parar la fiesta al PLN. Por eso, cuando se les pregunta sobre una coalición electoral, nadie la niega, pero nadie tampoco dice en qué términos se podría dar una, qué implicaría para los partidos involucrados y qué estrategia promoverían para el país. "Nosotros sí sabemos bien que si se quiere derrotar a Liberación es necesaria una alianza", dijo el diputado Villalta a La Nación.
En el PAC, las posiciones que salen a los medios de parte de sus integrantes más visibles muestran que el tema de una coalición está aún en incipiente discusión. Se sabe que esa Coalición electoral tendría una posible base en la Alianza parlamentaria. Pero en el tema de la reforma fiscal se vio que Ottón Solís (junto con algún sector del PAC) no pareciera darle tanta prioridad a la Alianza. Las negociaciones directas con el Gobierno, provocaron justificadas quejas en el resto de los partidos, pues se le pasó por encima al diálogo. Mendoza, Presidente del Congreso, intenta "salvar la tanda", asegurando que para él primará el diálogo con las demás fracciones.
Cuando se le preguntó directamente, Solís se refirió a una Coalición electoral como "posible" sin figuras como Otto Guevara, Gloria Bejarano o Rafael Ángel Calderón en los otros partidos. De cualquier forma, mostró reticencia a realizarla.
Así, se ve en la Alianza una posibilidad electoral (una de varias), pero la estabilidad e imagen de esta no se "cuida". Apareció repentinamente la candidatura de Claudio Monge, quien asegura que trabajará "con o sin coalición". Por las declaraciones de gente del mismo PAC, que calificaron de "prematuras" las aspiraciones, no pareciera un esfuerzo de partido (y por supuesto, menos de "alianza"), sino un esfuerzo un poco aislado.
Dentro de los partidos de la Alianza de seguro irán apareciendo otras postulaciones. El problema no es ese. El problema es el momento histórico. Es necesaria una estrategia fuerte, que haga la diferencia, y que pueda tomar entre sus elementos una posible Coalición real (no necesariamente como la que está en la Asamblea, pero talvez tomando esta como ensayo), estudiada, con una estrategia de trabajo congruente y cuyos candidatos sean figuras fuertes. Hace falta que los esfuerzos no se hagan aislados, porque la idea no es simplemente desbancar al PLN del poder, sino cambiar la manera de hacer política.
Junto a esto, no se pueden obviar otras cosas: Rodrigo Arias está prácticamente consumado como candidato, Desanti sigue ya la estrategia televisiva a lo Abel Pacheco y, recientemente, Juan Diego Castro muestra deseos de tirarse a la carrera electoral. Este último, si bien no está dentro de un partido, puede ser muy peligroso, porque tiene años de construirse su imagen y sembrar su discurso muy barato gracias a Pilar Cisneros, y porque, a pesar de que no tiene partido, el populismo tiene como una de sus "virtudes" que no necesita de una plataforma política del mismo tipo.
Rechazar el tender puentes de antemano es casi "cantar derrota". En la medida en que se trabaje con el objetivo de hacer verdaderos cambios y no solamente de aspirar al poder, se abren posibilidades positivas. Pero si se le dan demasiadas largas al asunto, puede que de pronto sea demasiado tarde. Como dijo Fran Robles, "le tendríamos que echar candado a Costa Rica". Nos iríamos p'al carajo.