La crisis de impunidad que vive nuestro país se agrava con el terrible dato que las autoridades judiciales manejan sobre la cantidad de delincuentes contra quienes existen sentencias en firme y andan, felices de la vida, en la calle.
Fuentes de la administración de justicia me revelaron que más de 1.100 hampones sentenciados por violentos delitos, quienes tienen que estar purgando prisión, se encuentran en libertad y engloban una lista de buscados la cual, cada día, es mayor.
Homicidios, violaciones, asaltos, robos, venta de drogas, estafas y abusos sexuales a menores son parte de los delitos que este ejercito de sinvergüenzas han cometido. Delitos que, al día de hoy, se encuentran en la absoluta impunidad.
Ante esta realidad, creo que es mi deber hacerle un llamado de atención a los representantes de los tres poderes de la República para que se pongan de acuerdo y comiencen a sacar de circulación a todos estos atorrantes que nos tienen encerrados en nuestras casas, mientras se pasean tranquilos e impunes, como si en este país no existiera ley.
He enviado una carta a la presidenta y a los presidentes de los supremos poderes, con todo respeto, para que cumplan con su obligación, no se tapen la cara ante la realidad e inicien una cruzada por la seguridad de la población. Comiencen por lo más simple, hagan cumplir la ley, poniendo en la cárcel a los que el debido proceso y la justicia dictaron sentencia y han dicho que deben estar encerrados.
Urge que los ciudadanos cuenten con acceso a un archivo donde aparezca el rostro de los delincuentes, sus características y datos personales para que puedan ser denunciados, tanto al 911 como al teléfono del OIJ (800-8000-645) y comiencen a caer.
La situación es grave. No cabe duda que estos fugitivos son los responsables de la mayoría de los delitos que se cometen, a diario. Pero no todo acaba ahí. Lo peor es que las autoridades de seguridad no cuentan con los recursos necesarios para poner orden e iniciar la cacería de condenados para así traer un poco de seguridad a la población.
Las fuentes que me revelaron el aterrador dato -el cual evidencia que convivimos al lado de los enemigos de la sociedad-, aseguran que, muchas veces, esos hampones en fuga son detenidos y procesados pero, por la desorganización entre autoridades, no existe un método ni un sistema de cómputo que les avise a los oficiales que la persona que tienen detenida está condenada.
Incluso, muchos de esos delincuentes, quienes han logrado burlar a la justicia, utilizaron la identidad de otra persona y andan como si nada, sin necesidad de utilizar otros nombres, pues en su contra no existe ningún fallo.
Yo pongo este blog para que todas las personas que quieren vivir tranquilos ayuden a las autoridades a iniciar una barrida contra los condenados en fuga. Empecemos por estos convictos.
Prófugos de la justicia costarricense
Actualización: Nuevas Fotos de Profugos