El problema principal de los gobiernos de Costa Rica es el partidismo. Se planifica para cuatro años, el gobierno llega, borra lo que el anterior "logró" y empieza de nuevo a buscar votos para el siguiente perÃodo. No hay planificación integral, a largo plazo, que procure de forma racional corregir los males en lugar de ponerles curitas.
"Aquà es al suave". Con esa oración, corta y concisa, me recibieron mis excompañeros de las cuadrillas municipales. Asà me explicaban, desde el primer dÃa de trabajo, su modus operandi.
Hace ya varios años de esto y, sin embargo, no puedo evitar la súbita evocación a este mantra cada vez que estoy en la fila de una institución pública, cuando leo, por ejemplo, que la pomada canaria para arreglar el paÃs es más policÃas, o cuando mi hermano me dice que movieron las clases de todo el cole tres horas para que, cuando llegue el ministro, encuentre más gente de la que normalmente habrÃa a esa hora.
Aquà es al suave encierra la clave para descifrar la ineptitud estatal: Si usted destaca, si hace las cosas bien, si se entrega más allá del deber, van a esperar de todos nosotros el mismo comportamiento y eso es algo que no estamos dispuestos a tolerar.
Se trata de jugar con lo que se ve, no importa cuanta basura se acumule debajo siempre que la alfombra esté limpia. Si se estudia/enseña/trabaja/gobierna para dar una imagen, es lógico que el cambio real no llegue nunca.
Esto queda más que claro si recordamos la "inauguritis" que padeció OAS al final de su periodo de gobierno.
Lo importante es lo que queda en papel, lo que tal o cual funcionario o gobierno supuestamente hizo. El truco, aplicado desde las cuadrillas municipales hasta la silla de gobierno, consiste en seguir manipulando la realidad y pasarse la culpa de uno a otro mientras se dedican a hacer favores, a devolverlos y, cómo no, a choricear.