
Pero resulta que es âinnecesarioâ un estudio de impacto ambiental antes de que se apruebe un contrato para que Mallon Oil explore y/o explote petróleo y gas en San Carlos. Esto porque el estimable don René Castro nos hizo el favor de âprotegerâ al ambiente de la explotación por medio del decreto 26.750 (claramente apoyado por el entonces presidente, Figuerillos), gracias al cual no es necesario ningún estudio de impacto ambiental a la hora de realizar una exploración petrolera... sin importar lo que tenga que destruirse en medio de eso.
Entonces âobviamente-, Mallon Oil actuó con base en la ley: presentó un estudio con información sobre el âpotencial petrolero del territorio dado en concesiónâ⦠pero el estudio no incluyó la evaluación del impacto de la exploración/explotación sobre la flora, fauna, recursos hÃdricos o personas.
Además, la corporación alega que âno se justifica jurÃdicamente la aprobación de un estudio de impacto ambiental (EIA) antes de la firma del contratoâ, y por eso es que ahora se tiran la pelota a ver quién da la última palabra, si el ministro de Ambiente o Setena. (Aunado a eso existen posibilidades de alianzas de la corporación con Recope y el ICE, sin embargo, âel Gobierno no está listoâ, según el abogado de Mallon Oil).
Pero esto no es lo único de lo que habrÃa de preocuparse: hoteles del calibre del Riu en Sardinal, Guanacaste, tampoco presentaron un estudio de impacto ambiental; asà como tampoco lo hizo Autopistas del Sol con la famosa carretera a Caldera.
¿Para qué entonces tanta vara de que âsomos amigables con el ambienteâ y estamos en âpaz con la naturalezaâ? Esta es la eterna charanga del doble discurso.
Mientras tanto, gente se manifiesta contra la explotación minera en Miramar y otros se divierten en un todo incluido que consumió el agua y los manglares de Sardinal.
Cambiamos -o nos cambiaron- los ingredientes ânaturalesâ por la piña transgénica, la explotación petrolera y destrucción ambiental⦠todo esto en un ambiente de "paz con la naturaleza".