Curioso como hoy en día ha ganado terreno en el ámbito social y político, los resultados de las encuestas en las que se miden temas diversos, pero con el increible incremento de la creencia en la confiabilidad de los resultados, algo así como un gurú de los números del cual se desprende el futuro de un país. Si la empresa encuestadora, señala abiertamente que gracias al escutrinio del censo, mañana llovera, todos comienzan a comprarse sombrillas.
Es díficil, que una sola empresa, con tan poco personal, pueda abarcar la extensión del territorio nacional, para conocer qué en realidad están pensando. Esto lo traigo a colacion a raíz de la última encuesta en la que se mide la popularidad de la Dama de Hierro, y su gobierno. Los encuestadores van con un interrogatorio “tipo”, es decir, aquello que el cliente requiere preguntar para sus propositos, por lo que la encuesta se traduce en intenciones ajenas y no del encuestado, quien debe limitarse a responder como se le pregunte.
Si una persona tiene una idea acerca del rendimiento de la gestión presidencial, necesariamente no puede medir la misma, en forma absoluta de buena a mala, pues eso es algo subjetivo e indeterminado. ¿Qué es bueno, excelente o malo o regular? No hay nada que indique que refleje el verdadero sentir del encuestado. Muchas veces, se toma el estado de ánimo de la persona, y otras veces no. Por ejemplo, una noticia nefasta en el momento de la pregunta conllevara a un sentimiento negativo, aunque al día siguiente las cosas cambien, lo cual ocurre con la mente humana. Pero sin embargo, para cuando los números salen a la opinión pública, todo parece fatal.
Las encuestas son una muestra de un poco de entrevistados, que opinan en forma muy personal, no como representación de todo un pueblo. Es como, si en un anden de 20 casas, 5 de ellas, hablaran mal de uno, no por ello, implica que las otras 15 piensan igual, la sorpresa sería que así fuera, pero aqui no funcionan la ley de las probabilidades. Lo mismo ocurre cuando se pretende dar por sentado una hipotesis con un margen tan pequeño de entrevistados en relación a un millar de individuos a lo largo y ancho del territorio. Ello jamás ha sido exacto, pero lo triste es que ese cuento se vende como pan caliente a favor de uno u otro, sobre todo en el sector politico.
La señora Presidenta, lleva muy poco en el gobierno, a diferencia de su predecesor que estuvo ocho años, en periodos diferente pero sin lograr avances significativos más que a su favor y de sus empresas. Un estilo de gobernar de la señora Presidente, no implica que no sepa hacia donde se dirige, más bien significa que es una persona responsable, que planifica, no improvisa, que no espera reconocimiento, ni premios, ni medallas de nobel, ni nada, es una gran señora, que además de esposa y madre, es ciudadana de primer orden, que ha estado en posiciones administrativas y politicas mucho antes de considerar su nombre para la primea magistratura. Eso la hace ser una persona sabia y responsable.