Hoy La Nación le vuelve a arriar al menos estimado a nivel nacional y expone la inevitable conclusión que son menos los que quieren a Rodrigo Arias. Un año después de haber dejado su cargo de 'primer ministro' sus acciones se cotizan a la baja. Tal parece que sus giras a nivel nacional no están dando el resultado deseado y, caso contrario, si no estuviera de gira iría peor. Su imagen sigue siendo impotable, no hay forma de sentir cercanía por alguien que es y se percibe como el estereotipo del heredero millonario, dueño de relaciones políticas y empresariales que vive en simbiosis con el poder.
Pero lo feo de la escena es que todo sigue siendo parte del molino político del PLN, o sea, quien releva en el 2014 va a ser un liberacionista. Dentro de los señalados están Johnny Araya y Antonio Alvarez Desanti. El primero político profesional y el segundo en formación permanente. Peeero.... los votos al final se mueven donde la estructura partidiaria indique y los dueños del PLN no son otros que los Arias (recordemos que Laura iba a perder por 10 puntos la convención y al final logró imponerse en la convención).
El gobierno sigue desdoblado. Por un lado la figura de la presidenta viaja separada del Poder Ejecutivo que responde más a Arias. Una escena similar a Abel Pacheco con Rafael Angel Calderón. Siendo mal pensados la única jugada viable para que Zapote se libre del autoproclamado visir de facto sería echándole todo el peso de la ley... pero si el anterior 'baltazar del trópico' era perico sospechoso el de ahora es perico contundente.
Fuera del PLN Costa Rica no ve figuras fuertes ni ciertas. Ottón es un Corrales que difícilmente lo va a lograr, a Otto lo que le gusta es ser candidato de profesión y en el PUSC siguen en los estrados judiciales.
En el 2014 gana Rodrigo... y sigue perdiendo Costa Rica.