La presidenta Laura Chinchilla tiene el cargo pero los Arias dirigen el rumbo político del país. Esa situación es similar a la que vivió Abel Pacheco durante su gobierno cuando el partido no respondía a él sino al expresidente Calderón.
La formalidad la maneja Zapote pero el poder está en Pavas (aunque dicen que Arias prefiere que a su zona le llamen Rohrmoser), o sea las directrices no proceden de estructuras formales sino de fuentes reales. La dinámica de lealtades, pactos e influencia se mueven hacia el sector que se presupone prevalecerá por encima del tiempo y los vaivenes políticos. Los liberacionistas que quieran sobrevivir tienen que reportarse en una dirección antagónica a la presidenta Chinchilla.
Esta situación debe producir profunda incertidumbre entre los que se han enmarcado como "leales" de doña Laura ya que, como políticos, deben estar reflexionando en actos de desmarcaje para permitirse continuidad. Difícilmente alguien elegirá morir a la vida política, salvo que sus ideales estén a otro nivel.
Gobernar así debe ser tarea imposible. Como poner a rodar un carro sin gasolina, comer bocados de aire o volar sin alas... simplemente no se puede. Doña Laura tiene tres opciones: 1-Invitar a los hermanos Arias a cogobernar 2-Agarrarse con ellos en grande y buscar como joderlos ante la opinión pública ó 3-Seguir por donde va sabiendo que no hará gran cosa pero su imagen será mejor que la de su gobierno (como hizo Abel Pacheco).
