
Cada vez que cambia el año, son típicos los propósitos de año nuevo, estadísticamente estos se olvidan en menos de un mes...
Supongo que cuando inicia un año el golpe psicológico es grande y de alguna manera nos obliga a cambiar algo, puede que en nuestro interior necesitemos de alguna fecha en específico o un momento especial para decidir al fin dar el paso o tomar esa decisión importante que por motivos varios, estuvo postergada.
Para algunos como yo, el dejar de fumar fue esa decisión que tomé por no ejecuté sino hasta un 1° de enero... hasta el momento van 5 años y algo desde ese día feliz en que finalmente le puse fin a esa estúpida y absurda costumbre.
Bajar de peso, coseguir novia o proponerle matrimonio, cambiar de trabajo o de carro, o simplemente ser mejor persona son algunos de los dulces deseos que se desvanecen en los días de enero, por falta de interés, tesón o simplemente abatidos en su nacimiento por ser concebidos a base de traguito o compromiso.
Vale entonces la pena hacer estos autocompromisos en tiempo de cambio de año?, creo que si, aunque nos ocupe la fiestilla, la comilona y demás gulas en diciembre, los propósitos no nacen en el momento, se traen desde antes de manera inconsciente hacia esta fecha, madurados (algunos) y otros no tanto, deseando ser realidad algún día.
Lo importante a mi parecer, de ponerse metas no es la fecha en que se haga, sino que se esté claramente consiente de que esa meta es realizable (casi todas lo son) y por supuesto trabajar en ello para darle fin al asunto de manera conveniente y satisfactoria, le aseguro que al cabo del tiempo se dará cuenta de lo beneficioso del asunto, cualquiera que sea.
Si ud tiene una meta, propósito, norte o compromiso y ya se le pasó el 1° día del año, no lo deje para el próximo, dele camino ya... pa'luego es tarde!