
la luz inocente apagada de su cara
los labios mancillados de la derrota
apuntalada por la culpa del sí
la entrega y los besos regalados
el sexo tibio como resaca,
de la larga noche que quiere olvidarse
de la niña rota que no puede juntar los pedasos de las piernas abiertas
se sienta a llorar entre sus rodillas
le duele la entrepierna del alma...